...Las riquezas del alquimista...

El principal atractivo de la Magia para la gran cantidad de curiosos consiste en que ven en ella un medio excepcional para satisfacer sus pasiones. El horizonte del incrédulo es del mismo orden. El avaro negará que haya secreto alguno de Hermes relativo a la transmutación de los metales, pues de lo contrario lo compraría y así disfrutaría de la riqueza. Pero son necios quienes creen que tal secreto se vende. ¿De qué serviría el dinero a quienes pudieran fabricar oro? Eso es cierto, dice el escéptico, pero si tú, Eliphas Levi, lo poseyeras, ¿no serías más rico que nosotros? ¿Quién te ha dicho que soy pobre? ¿Te pedí que me dieras algo? ¿Dónde está el soberano del mundo que puede jactarse de haberme adquirido algún secreto de la ciencia? ¿Dónde está el millonario a quien di razón para que creyera que pondría mi fortuna contra la suya? Cuando miramos desde abajo la riqueza terrena podemos anhelarla como la felicidad soberana, pero la desdeñamos al observarla desde arriba y comprendemos cuan pequeña es la tentación de recobrar lo que se dejó caer como un hierro caliente.

Una vez hubo un idiota que quiso ser mago para asombrar al mundo. Pero si tú fueses mago, héroe mío, no serías imbécil, y ante el tribunal de tu conciencia no hallarías circunstancias atenuantes si te convirtieses en criminal.

Eliphas Levi - Historia de la Margía

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